I am
not going home to Julien and Juliana tonight. I love them but that is not my
home tonight. I must find my real home tonight. The police will not let me sit
on trees. I did once at Pershing Square. I loved climbing the tree there, and
listening to the preachers, and watching the hoboes who listen to the songs and
the prayers. They were all lost people like me, and even their clothes did not
belong to them. You could see they were dressed with what people gave to
charity collections and from Thrift Shops. Each piece of clothing had belonged
to a different human being. I sat up there for a whole evening but then I could
not get down again. And when the police found me they took me to a big building
and they gave me a shock to wake me up. Silver Fox said to me once, ‘Nina, you have something to give to the
world and the world has nothing to give you.’
jueves, 26 de julio de 2012
domingo, 15 de julio de 2012
.
Sal con alguien que se gasta todo su
dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el armario porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que
tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido
una tarjeta de suscripción a una biblioteca.
Encuentra una chica que lee. Sabrás que
es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que
aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los
estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el
libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas
de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca
puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están
amarillas.
Es la chica que está sentada en el café
del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a
su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa
y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida
en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que
te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las
lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro
que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué
opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo
de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises
de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta
Alicia o si quisiera ser ella.
Es fácil salir con una chica que lee.
Regálale libros en su cumpleaños, en Navidad y en cada aniversario. Dale
un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a
Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que
las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia
entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su
vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.
Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también
comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras
cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso
lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que
siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la
historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir
siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que
toparse con uno o dos villanos.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres?
Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los
personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los
protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te llegas a encontrar una chica que
lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y
abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y
consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero
siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como
si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje
en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la
pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede
que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te
preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la
sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán
hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus
hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo
día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los
poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo
mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que
puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y
propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres
el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que
lee.
O mejor aún, a una que escriba.
viernes, 9 de marzo de 2012
viernes, 2 de marzo de 2012
My Dark Passenger
I'm so afraid of the unknown that only the unknown has power over me. Thats what my Dark Passenger suffers from. I just know there's something dark in me and I hide it. I certainly don't talk about it, but it's there always, this Dark Passenger. And when she's driving, I feel alive, half sick with the thrill of complete wrongness. I don't fight her, I don't want to. She's all I've got. Nothing else could love me, not even...especially not me. Or is that just a lie the Dark Passenger tells me? Because lately there are these moments when I feel connected to something else...someone. It's like the mask is slipping and things...people...who never mattered before are suddenly starting to matter. It scares the hell out of me.
domingo, 22 de enero de 2012
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