sábado, 5 de noviembre de 2011

Fear of flying


Estaba aprendiendo a penetrar en mi interior y rescatar pequeños fragmentos del pasado. Aprendía como entrar a hurtadillas en mi subconsciente y  atrapar mis -aparentemente aleatorios- pensamientos. Clausurándome fuera del mundo real, Bennet había conseguido abrir todo tipo de mundos dentro de mi propia cabeza.
Gradualmente empecé a darme cuenta de que ninguno de los temas sobre los que escribía poemas contenía mis sentimientos más profundos, lo que era, era un gran abismo entre lo que me importaba y lo que escribía. ¿Por qué? ¿De qué tenía miedo? De mí misma, más que de cualquier otra cosa.

"La libertad es una ilusión" habría dicho Bennet, y en cierta manera, yo también habría estado deacuerdo. Cordura, moderación, trabajo duro, estabilidad...yo también creía en eso. Pero ¿Qué era esa otra voz dentro de mí que me instaba hacia "polvos de una noche", alcanzar velocidades peligrosas en coches , interminables y húmedos besos y las tripas rebosantes de peligro? ¿Qué era esa otra voz que continuaba llamándome "¡cobarde!" y que me incitaba a quemar las barreras, a tragar el veneno de un sorbo en vez de gota a gota, a llegar hasta el origen de mi miedo y ver si podría recomponerme a mí misma? ¿Era una voz? ¿O era un ruido ensordecedor? Algo incluso más primitivo que el discurso. La clase de sensación punzante en mis agallas a la que había llamado "golpe de hambre". Era como si mi estómago creyese ser mi corazón. Y no importa con que lo llenase- con hombres, libros, comida- se resistía a permanecer inmovil. Imposible de llenar, eso es lo que era. 

Ninfomanía del cerebro. Inanición del corazón.